jueves, 1 de febrero de 2018

El fin de la URSS

fin dela URSS

La Unión Soviética fue uno de los Estados más importantes para la victoria de los Aliados durante la Segunda Guerra Mundial, aunque también fue uno de los más sacudidos económicamente. Sin embargo, el gobierno de Joseph Stalin fue capaz de realizar una eficiente planificación, colocar a la URSS en los caminos del desarrollo y transformarla en una de las grandes potencias mundiales, al lado de Estados Unidos.

Después de haber gobernado la URSS por 29 años, Stalin murió en 1953, siendo sucedido por Nikita Krushev.

El gobierno de Stalin, aunque transformó a la Unión Soviética en una potencia, fue marcado por el autoritarismo, la dictadura, la falta de libertad y corrupción. Cuando asumió el poder, Krushev decidió acabar gradualmente con la política autoritaria del gobierno anterior y trató de adoptar un tono más pacífico con los países capitalistas. Sin embargo, en 1964 el líder fue depuesto, bajo la acusación de abuso de poder. En su lugar asumió Leonid Brejnev, el cual gobernó hasta 1982. Fue justamente en esa época (alrededor de la década de 1970) que los problemas económicos y sociales se acentuaron.

Debido a que la URSS se mantiene aislada económicamente de la mayor parte del mundo, su industria se ha retrasado. Si hace algunos años el país fuera un gran exportador de alimentos, ahora se había convertido en un importador. Con el declive de la actividad industrial y agrícola, surgieron innumerables problemas sociales, con destaque para el acentuado aumento del desempleo. Después de la muerte de Brejnev, en 1982, Andropov y Constantin Tchernenko asumieron el gobierno. Sin embargo, fue en 1985, con la entrada de Mijail Gorbatchev, que la Unión Soviética pasó por bruscos cambios políticos, económicos y sociales. Consciente de los problemas del país era, Gorbachov propuso dos planes: la perestroika (reestructuración) y glasnost (transparencia). La perestroika no era más que un conjunto de medidas propuestas para modernizar y racionalizar la economía.

Así, el plan autorizaba la existencia de organizaciones privadas, la entrada gradual de multinacionales y estimulaba la competencia entre las empresas. Ya glasnost prevista para la reducción de la acción del Estado en la vida de los ciudadanos, es decir, en materia civil.

Entre otras cosas, este conjunto de medidas resultó en el crecimiento de la libertad de expresión y en la liberación de antiguos presos políticos. Con estos cambios y la deconstrucción de todo el sistema socialista, quedó claro que la Unión Soviética estaba con sus días contados. Temiendo el cuadro político que se estaba instalando en Rusia, las otras repúblicas comenzaron a exigir autonomía. En 1991, casi todos los países ya eran independientes. El definitivo fin de la URSS fue oficializado el 21 de diciembre de 1991, con la creación de la Comunidad de Estados Independientes (CEI), organización supranacional formada por Rusia, Ucrania, Bielorrusia, Kazajstán y Uzbekistán.

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